Razones por las que deberíamos comer sandía
Es bien conocido por todos, la importancia de tener una dieta rica en frutas. Las frutas son fuente de vitaminas, fibra, minerales y agua. Pero hoy le vamos a prestar especial interés a una de las frutas preferidas por todos los españoles por detrás de la manzana, naranja y plátano. Vamos a hablar de la sandia y de sus propiedades y beneficisos.
En contra de lo que piensan muchos, la sandia no es una fruta que tiene poco aporte nutricional. Suele pensarse que solo contiene agua y azúcar. En realidad, es una fuente de vitaminas y minerales que consumida habitualmente contribuye muy positivamente a nuestra salud.
La sandia es originaria de África, concretamente del desierto de Kalahari, por sus condiciones climatológicas y por las características del suelo. Requiere temperaturas entre 23 y 28 grados y un espacio suficiente para que crezcan sus raíces. Incluso existen restos arqueológicos que demuestran que la sandia se cultivaba en Egipto allá en los años 3000 a.c.
Beneficios y propiedades de la sandía
Por sus propiedades refrescantes era y es una de las frutas preferidas en el verano. El 95% de su composición es agua. Pero, además, vamos a ver que otros beneficios tiene comer sandia.
Debido a su elevado porcentaje en agua, su aporte calórico es bajo, para que os hagáis una idea, por cada 100 gramos solo hay un aporte de 20 calorias. Eso ya es una buena noticia para quiénes piensan en controlar su peso.
En cambio, es rica en carotenoides, concretamente en zeaxantina, criptoxantina, luteína y licopeno. Todos ellos son antioxidantes cuya función es bloquear radicales libres. En concreto la luteina y la zeaxantina protegen a los ojos del envejecimiento prematuro. El licopeno, además de ser el responsable de dar el color rojo a la sandía, contribuye a la prevención de determinadas enfermedades relacionadas con los huesos, prevención de enfermedades cardiovasculares y ayuda a mejorar el perfil lipídico.
También contiene L – Citrulina, un aminoácido precursor de la L arginina. Ambos son «ingredientes» que se incluyen en muchos suplementos para el deporte puesto que se ha comprobado que mejora el rendimiento físico y favorece la recuperación de los músculos después de practicar deporte. Esto significa que la sandía ayuda a disminuir los signos de fatiga ya que participa en procesos claves del organismo para generar energía aeróbica.
La vitamina A también está presente en la sandía. Es fundamental para la visión, división y multiplicación de las células y modulación del sistema inmunológico. Solo un dato: 100 gramos de sandía contienen una quinta parte de esta vitamina.
Vitamina C es fundamental para el ser humano porque somos de los pocos animales mamíferos que no somos capaces de sintetizarla. Esta vitamina además de tener propiedades antioxidantes está presente en el complejo mecanismo de síntesis de la hélice de colágeno, proteína abundante en nuestro organismo. Además, es importante para nuestra piel y para reforzar nuestro sistema inmunológico.
Potasio es un electrolito que regula la tensión arterial, interviene en la contracción de los músculos y en el buen funcionamiento del sistema nervioso central.
Complejo de vitaminas B que intervienen en diversas funciones neurológicas para combatir entre otros la fatiga, la ansiedad o la depresión.
La sandía es una gran fuente de fibra que ayuda a controlar los niveles de colesterol y al buen funcionamiento del sistema digestivo.
Por último, recordar de nuevo que la cantidad de azúcar por cada 100 gramos es solo de 7 gramos y, respecto a la grasa es menor de 0,2 gramos.
Visto la composición nutricional podemos afirmar que los beneficios de la sandía son múltiples a nivel cardiovascular, presión arterial, salud digestiva, salud ocular, renal y ósea.
Tanto es que el día 3 de agosto es el día mundial de la sandía. En Estados Unidos lo han instaurado en su calendario, de tal forma que es un día muy esperado en el que se reúnen para comer, hacer concursos, elaborar recetas en torno a esta fruta.
¿Cómo se elige una buena sandía?
Si es bueno comer sandía también es aún mejor elegir una buena sandía. Y no siempre resulta fácil. Vamos a dar unos cuantos consejos para elegir una buena sandía. Es muy importante recordar que la sandia no madura después de ser recolectada.
Por tanto, cuando vayamos a comprar es importante tener en cuenta su color y su peso. La sandia debe tener un color verde oscuro por el exterior y no debe tener ni golpes ni rugosidades. Respecto al interior debe ser rojo, pues si el tono es más bien pálido o blanquecino, significa que no está madura.
Por otra parte, debe pesar, pues es buen indicativo de que tiene mucha agua y está jugosa. Y ya para terminar, es muy importante que la sandía tenga una mancha amarillenta en un lado y cuanto más grande mejor. A esta mancha se le llama “mancha de suelo”, que es donde se ha apoyado en el suelo. Es lógico pensar que cuanto más grande mejor porque significa que ha estado más tiempo madurándose.
Interesantísimo artículo y muy jugoso